INDUSTRIA - INTERESES ECONÓMICOS
La influencia de la industria sobre médicos y pacientes

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un servicio de elmundo.es Viernes, 30 de Mayo de 2003 Actualizado a las 12:02 h

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De nuevo se alzan voces contra la interacción cada vez más intensa entre las empresas farmacéuticas y la profesión médica. Las publicaciones científicas, la investigación, y las recetas de los médicos, están cada vez más condicionados por la industria farmacéutica y sus técnicas de ventas. El poder de este dinero es tan ubicuo que las asociaciones de pacientes, con un peso real sobre el gasto farmacéutico, podrían estar siendo influenciadas por los fabricantes de medicamentos.

Existe preocupación sobre la posibilidad de que los trabajos de investigación financiados por la industria puedan estar sesgados. Un análisis de 30 investigaciones pagadas por empresas fabricantes de medicamentos, ha evidenciado que este tipo de estudios tienden a favorecer más el producto del patrocinador que los trabajos realizados con otros tipos de financiación.

También con los tratamientos

El empleo de un fármaco u otro podría estar influenciado por evidencias científicas también sesgadas ya que las compañías farmacéuticas tienden a hacer públicos los resultados más favorables. La norma es la exaltación de los trabajos con resultados muy positivos y el bajo perfil de aquellos con resultados menos favorables. Los datos proceden de un trabajo publicado en 'British Medical Journal' que dedica casi todo el número a estos temas. En opinión de los investigadores, debería ser posible acceder a aquellos estudios que no llegan a ver la luz por presentar hallazgos negativos o poco espectaculares sobre un nuevo medicamento, algo que actualmente no es posible.

Otras influencias más sutiles

La presión no acaba aquí. Es habitual, y más en España, que los médicos sean visitados con periodicidad variable por representantes comerciales de distintos laboratorios farmacéuticos que exaltan las ventajas de sus respectivos productos.

Otro de los trabajos publicados esta semana en BMJ demuestra, sobre una población de 1.000 médicos generalistas británicos, que el contacto con los agentes comerciales de la industria condiciona sensiblemente la forma en que recetan medicamentos. Aquellos facultativos con un mayor contacto con los agentes comerciales eran más favorables a recetar nuevos fármacos, tendían a recetar con más frecuencia en función de las sugerencias del paciente y eran menos partidarios de que la consulta médica no culminara con la receta de algún tipo de medicamento.

Una relación más trasparente

Sólo en EE UU, estas compañías esponsorizan más de 300.000 eventos anuales de todo tipo como parte de sus campañas promocionales. Son frecuentes las comidas y cenas patrocinadas, las reuniones pseudo-científicas en lugares turísticamente apetecibles y otros bocados que estas compañías ofrecen a los profesionales médicos. Así se ha creado una dependencia de la ciencia con la industria de la que es muy difícil sustraerse.

En este contexto, el profesor Debas, decano de la universidad de California, afirma que "las relaciones con la industria son importantes pero necesitan ser redefinidas. Necesitamos asegurarnos de que estas relaciones son las correctas".

Y es que muchos jóvenes profesionales, asociaciones de estudiantes y sociedades médicas se están replanteando su connivencia con el sistema actual de relación con la maquinaria promocional de los fabricantes o bien optar por un distanciamiento que consiga independizar algo más la enseñanza, la investigación y la prescripción médica.

Llegan hasta los consumidores

Para completar el panorama real de la situación, el Dr. Herxheimer, profesor emérito del centro Cochrane de Gran Bretaña, publica un artículo sobre la relación entre la industria farmacéutica y las, cada vez más influyentes, asociaciones de pacientes.

A pesar de que en países como España la publicidad de fármacos directamente al consumidor está prohibida, los fabricantes se las arreglan para influir sobre ellos a través de estas asociaciones. Llegan a financiarlas de forma importante de forma que su subsistencia se hace difícil sin sus aportaciones económicas.

Esta dependencia puede conseguir que las prioridades de estas asociaciones o sus agendas de proyectos se vean en cierto modo dirigidas por la industria. En opinión del autor, la relación entre asociaciones de pacientes y sus familiares y la industria farmacéutica debe tener una transparencia rigurosa que impida este tipo de corrientes subterráneas que no suelen hacerse públicas.


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