MUNDOSALUD.COM, 19 de Junio de 2004, número 577
Móviles o Internet, las nuevas armas de los médicos
para monitorizar a sus pacientes
PATRICIA MATEY



En un futuro, tal vez no muy lejano, usted podrá estar en contacto con su médico, y viceversa, tantas veces como lo necesite sin tener que salir de casa. Las nuevas tecnologías (Internet o los móviles) ya están acortando las distancias entre pacientes y profesionales sanitarios y se están convirtiendo en los nuevos 'espías' del estado de salud de los ciudadanos y del cumplimiento de la medicación.

El concepto no es nuevo. Ya en septiembre de 2000 la compañía InforMedix anunciaba que 15 pacientes de EEUU serían los primeros en utilizar un hardware portátil, configurado para cada usuario, destinado a mejorar su adherencia a la medicación. A este lado del Atlántico se han llevado a cabo experiencias similares. Un ejemplo es el trabajo realizado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Barcelona) entre el 1 de junio de 2000 y septiembre de 2001 con 2.348 viajeros. De todos ellos, un total de 738 recibieron mensajes SMS que les recordaban cuándo tenían que vacunarse, mientras que el resto - más otros 2.247 turistas- formaron el grupo control. Se demostró que las alertas al móvil mejoraban en un 50% el seguimiento de las inmunizaciones por aquéllos que lo necesitaban.

El último proyecto de este tipo que ha llegado a la literatura científica ha sido el realizado por Emilia Bielli, de la Universidad de Psicología de Milán en Italia, y su equipo. En la investigación, recogida en la revista electrónica 'BMC Medical Informatics and Decision Making today,' se envío un cuestionario a través de llamadas o SMS a los móviles de un total de 97 enfermos de cáncer. El objetivo: detectar el estado de los pacientes y el nivel de sufrimiento.

«El amplio y creciente uso de los teléfonos e Internet por la población general proporciona nuevas formas de comunicación entre el médico y el paciente», afirman los autores del trabajo. El sondeo incluía 10 preguntas distintas sobre síntomas experimentados durante la semana anterior (dolor, falta de energía, pérdida de peso, dificultad de concentración, entre otros).

De los 97 enfermos, 56 completaron (58%) finalmente las preguntas. Los datos muestran que, en comparación con los que sí aceptaron participar, aquéllos que declinaron responder tenían más edad, habían estudiado menos años y poseían menos miembros en su familia que utilizaran el celular o Internet. «El número de personas que han participado ha sido más elevado del que se esperaba. En muchos de estos casos, también los familiares de los pacientes colaboraron para terminar el cuestionario», ratifican los científicos italianos. En su opinión, «estos resultados preliminares animan a diseñar nuevos estudios que sirvan para identificar las enfermedades y las circunstancias específicas en las que sistemas como éste puedan ayudar a la comunicación médico-paciente». Además, el trabajo pone de manifiesto que esta forma de contacto entre unos y otros «ayuda a detectar de forma precoz los problemas que puedan sufrir los aquejados».

Una de las mayores ventajas que puede aportar el uso de SMS o correo electrónico es la fidelidad del enfermo a su terapia. Con el fin de lograr este objetivo, Emilio Márquez Contreras, coordinador del grupo de trabajo sobre cumplimiento de la Sociedad Española de Hipertensión, y su equipo han realizado un estudio cuyos datos verán la luz en una revista médica en los próximos meses. «Nuestro trabajo con mensajes a móviles se realizó con una muestra pequeña de pacientes (104) de 15 centros de atención primaria de España. Debido al número reducido de participantes y que muchos de ellos eran de zonas rurales y no manejaban bien el teléfono, no encontramos diferencias significativas en el cumplimiento de la terapia entre los que recibieron los mensajes y el grupo control. Sin embargo, sí se logró mejorar el control de la tensión arterial y otros parámetros, como el peso».

Este especialista defiende el uso de mensajes a móviles como una de las herramientas baratas, fáciles y útiles del futuro para el control de los pacientes. «Yo creo en esta forma de comunicación porque otras experiencias con llamadas o postales nos han demostrado sus enormes beneficios. De hecho, en el caso de las llamadas demostramos que sólo hacía falta llamar a cuatro hipertensos para lograr que uno no fuera incumplidor. Ahora estamos llevando a cabo otra investigación con SMS, pero con más participantes (300) que estoy seguro dará muy buenos resultados».

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