¿Por qué no retornas alma mía a tu reposo? ¿Por qué no vuelves a tu morada y das tranquilidad a este cuerpo que va madurando sin ti, como el grano de especies silvestres? ¿Por qué no vuelves a tu tierra donde construiste en el día de mi nacimiento tu casa? Quiero alma mía en mi soledad escuchar de nuevo tus pasos pausados, escuchar tu risa melodía para mis oídos, y que en mis noches sin tregua donde la lluvia me arrasa, quiero que tu pasees por mi morada, y en mi habitación yo sienta tu mirada romper los velos de la realidad, y que tus majestuosas alas me hagan viajar al infinito, al espacio donde la mente pierde su batalla. Quiero que con tu aliento de nuevo traspases mis sentimientos Alma mía, cada mañana abro las ventanas de mis ojos para esperar tu llegada, y que tu silenciosa presencia ilumine cada recodo de mi ser de tu casa que se derrumba. Y yo me pregunto sentada, mirando detrás de los cristales de estas sombrías ventanas, a qué se debía tu partida. ¿Acaso esta casa de mi cuerpo, cuna donde tú mamabas se volvió pequeña, o los frutos de los jardines que la rodean no son jugosos a tu paladar? Regresa… no permitas que mi cuerpo, templo de tu presencia, vague en los días de mi madurez sin hallar tu consuelo, sin sentirte habitar en mí.
Amar - 20.02.2004