Articulos Food Today - Nro 42
Alimentación individualizada

Lo que la “alimentación individualizada” podría hacer por usted

Es el momento de hacer la revisión dietética anual. Usted lleva una “tarjeta inteligente” que contiene su perfil de ADN, es decir su firma genética, a la clínica de dietética y allí le extraen una muestra de sangre. Su sangre es analizada y comparada con su ADN. Después de una breve espera, le elaboran una receta dietética adaptada a sus necesidades genéticas específicas y que equilibra perfectamente los aportes necesarios de macronutrientes y micronutrientes. Su receta para los próximos meses no se parece en nada a la destinada a su amigo italiano o la de su jefe, que es indio de segunda generación. Incluso a su hermano, que lleva una vida mucho más ajetreada que usted, se le ha recomendado una gama de alimentos completamente diferente. De momento, ésta es una situación ficticia, pero los científicos ya predicen que técnicamente podría ser una futura realidad.

Hasta hace poco tiempo, los estudios sobre nutrición y sobre genética se desarrollaban por caminos paralelos separados. Ahora estos caminos están confluyendo a medida que los científicos investigan la interacción entre nuestros genes y la nutrición. Este nuevo ámbito de estudio, que los científicos denominan nutrigenómica y los consumidores conocen como “alimentación individualizada”, ya está suministrando información prometedora que podría ayudarnos a adaptar eficazmente los consejos dietéticos con el objetivo de mejorar la salud y prevenir algunas enfermedades.

No se trata de una tarea fácil. Tomemos las enfermedades cardiacas como ejemplo. No hay un único gen el responsable del funcionamiento de nuestro sistema cardiovascular, al menos 20.000 genes están implicados. Aunque cada gen tiene sólo un pequeño efecto, algunos “genes marcadores” pueden darnos una indicación global sobre un factor de riesgo concreto asociado con el desarrollo de las enfermedades cardiacas. Así, se ha identificado un gen que está relacionado con el control del nivel de colesterol en la sangre. Además de la variante más común de este gen, existen otras dos variantes que, bien elevan por encima de la media el riesgo de las personas a tener colesterol alto, bien las protegen.

Se ha demostrado que cuando hay pocos factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, por ejemplo, en las personas que son activas y siguen una dieta baja en grasas, no hay mucha diferencia en poseer o no la variante del gen que predispone a tener niveles elevados de colesterol en la sangre. Por otro lado, si hay varios factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, quizás en un individuo que fuma, lleva una vida sedentaria y consume muchas grasas saturadas, el hecho de poseer ese gen tendrá acarreará un aumento en los niveles de colesterol en la sangre.

También se ha comprobado que cuando un grupo de personas sigue durante un cierto periodo de tiempo una dieta terapéutica (curativa), para reducir el nivel global de colesterol en la sangre, ciertos individuos tienen un beneficio drástico a nivel metabólico, mientras que otros no responden en absoluto. Es evidente que para los que no responden es una pérdida de tiempo realizar un cambio de dieta, mientras que para los que responden inmediatamente merece la pena el esfuerzo. La clave es identificar la variante específica del gen que es común en los individuos que presentan una respuesta favorable. Una vez que esta información esté disponible, permitirá dirigir los consejos dietéticos hacia aquellas personas con más posibilidades de beneficiarse de los mismos.

Además del caso de las enfermedades cardiacas, se han encontrado otras variaciones genéticas relevantes para la nutrición1. Se ha establecido una relación entre los genes que controlan el metabolismo del folato y trastornos como los defectos del tubo neural; asimismo, se ha identificado una serie de genes relacionados con la absorción y regulación de los niveles de hierro en el cuerpo. Algunos estudios realizados con hermanos y mellizos sugieren que los factores genéticos son un factor determinante de la densidad mineral y la estructura de los huesos.

No hay duda de que nuestra estructura genética nos predispone a reaccionar ante nuestro entorno de diversas formas. Las investigaciones futuras nos permitirán entender como gestionar nuestro entorno y nuestra dieta para adaptarlos en manera benéfica a nuestra fisiología. A este respecto, José Ordovas, Profesor de Nutrición y Genómica de la Tufts University, Boston, EEUU.2 realiza la siguiente afirmación: “No se trata de oponer naturaleza y cultura, se trata de cultivar nuestra naturaleza”.

Referencias

   1. Elliot R and Jin Ong T (2002) Nutritional genomics a clinical review. British Medical Journal. 324: 1438-1442.
   2. Nutrition Society Summer Meeting (2003) Individual variability in the nutritional response. Kings College London


Fuente : EUFIC Online


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