TEORÍA CIENTÍFICA
La enfermedad intestinal que llegó con la era del frío
ÁNGELES LÓPEZ
Elmundosalud.com - Viernes, 12 de Diciembre de 2003
Probablemente Aureliano Buendía sospechase que aquel extraño 'invento' que los gitanos llevaron a Macondo podía ser el origen de toda una revolución. El hielo ha permitido a la sociedad un modo de vida muy distinto del que existía antes de su llegada. Sus ventajas, nadie las pone en tela de juicio. Sin embargo, una teoría relaciona la introducción de los refrigeradores de alimentos con la aparición de un trastorno inflamatorio intestinal, la enfermedad de Crohn.
La causa se encontraría en unos microorganismos que son capaces de crecer a la temperatura habitual del refrigerador y que podrían originar lesiones en el intestino. Según Jean-Pierre Hugot y sus colaboradores, del Hospital parisino Robert Debré, las bacterias psicrotróficas en personas genéticamente predispuestas son las responsables de la enfermedad de Crohn para la cual no hay, hasta ahora, una causa demostrada.
Esta patología afecta a cualquier parte del tracto digestivo, teniendo especial preferencia por el intestino grueso y delgado. Hasta ahora, lo único que se sabe de este trastorno es que el sistema inmunológico de estos pacientes ataca la mucosa intestinal produciendo inflamación y lesiones muy localizadas. A veces es necesario extraer quirúrgicamente las zonas más dañadas. Debido a que no se conoce el origen de la enfemerdad no existe un tratamiento eficaz para erradicarla o prevenirla. En España, cada año se diagnostican unos 2.000 nuevos casos.
Ahora estos científicos proponen lo que han denominado 'la teoría del frío' como el origen de este trastorno. Argumentan que la enfermedad es el resultado de un defecto genético en el paciente combinado con la acción de unas bacterias que se ingieren con los alimentos conservados en el refrigerador. Su organismo no podría detectarlas y posteriormente provocarían una reacción exagerada del sistema inmunológico que daría lugar a las lesiones intestinales.
Los argumentos que ofrecen estos científicos están relacionados con la fecha de aparición de los primeros casos de la enfemerdad, posterior a la introducción de los frigoríficos domésticos. En Estados Unidos, hay que remontarse a 1918 para encontrar una nevera en el hogar, mientras que en Europa sería en los años 30 cuando las familias más adineradas empezaron a utilizar este electrodoméstico. Curiosamente, el aumento de la incidencia de la enfemerdad de Crohn se produjo alrededor de 1940 o un poco antes en EE UU y en los años 60 en el viejo continente.
Sin embargo, los investigadores centran la importancia del efecto de 'la cadena del frío' no en las neveras de los hogares sino en su empleo a nivel industrial. Para poder considerar su relevancia nos ofrecen un dato: de los 520 kg de alimentos que cada francés toma al año, 320 kg se han conservado en algún momento a una baja temperatura. Además, a esto hay que unir el hecho de que existen muchos factores externos que pueden influir en la calidad de mantenimiento del frío, como la disponibilidad eléctrica, los distintos procedimientos para la puesta a punto de los aparatos, etc.
Las bacterias psicrotróficas tienen un óptimo crecimiento a temperaturas superiores a los 30º C, pero son capaces de vivir en hábitats más fríos, entre los -1ºC y los 10ºC, como los de los frigoríficos. Algunos de estos microorganismos han sido detectados en el tracto digestivo de animales domésticos y algunas especies menos virulentas también se han encontrado en humanos y en alimentos como la leche, hamburguesas, pollo, etc. Se piensa que una gran proporción de personas ha estado en contacto de forma crónica con algunas de estas bacterias.
Pruebas objetivas
Aparte de los datos epidemiológicos, presentados en la revista 'The Lancet', los científicos ofrecen otros relacionados con la localización de las lesiones ulcerosas o placas de Peyer cuyo aumento es un dato indicativo de la gravedad del paciente. Parece ser que las bacterias atacan el organismo gracias a células epiteliales especializadas en atrapar antígenos de la luz intestinal, y que se encuentran en las zonas donde con más frecuencia suelen aparecer esas placas. También se ha observado que los antibióticos que se emplean contra estos microorganismos tienen un efecto limitado en la enfermedad de Crohn.
Existen, por otro lado, tres mutaciones del gen CARD15 que han sido relacionadas con la enfemerdad de Crohn en las personas de raza blanca. Estos científicos piensan que durante la Edad Media, las alteraciones en ese gen podrían haber protegido a sus portadores de los brotes de plagas, al proporcionarles una mayor respuesta de su sistema defensivo. Con el tiempo, las bacterias fueron reemplazadas por otras de su misma familia pero menos virulentas: sin embargo, las personas portadoras de la alteración en el ADN seguirían con una reacción inmunológica muy intensa frente a estos patógenos. El organismo de esta persona, en presencia del patógeno, no podría impedir que se activara un proceso que da lugar a inflamación, origen de este trastorno intestinal.
La cadena de frío ha permitido una infección crónica del tracto digestivo por bacterias psicrotróficas que pueden encontrarse dentro de los factores causantes de la enfemerdad de Crohn. Aunque no deja de ser una teoría, sus autores piensan que esta explicación tiene una base en la evidencia biológica y en una conexión de relaciones estadísticas, por lo que para ellos es bastante convincente.