FITOTERAPIA
El hipérico altera la absorción de la mitad de los fármacos del mercado
ELMUNDOSALUD.COM - Sábado, 20 de Septiembre de 2003

ALEJANDRA RODRÍGUEZ

La idea de que el hipérico iba a desbancar a todos los antidepresivos convencionales ha perdido fuerza. Los últimos trabajos han puesto de relieve que el extracto de Hypericum perforatum (nombre latino de la planta) es útil para tratar los estados depresivos leves o moderados y únicamente en su fase aguda. Los casos más graves o de mayor duración no parecen solucionarse con este remedio, también denominado Hierba de San Juan o corazoncillo.

No obstante, este controvertido remedio vegetal ha vuelto a saltar a la palestra por un trabajo aparecido en el último 'Journal of the American Medical Association' (JAMA) acerca de sus interacciones con fármacos sintéticos.

En estudios anteriores, ya había quedado patente que el corazoncillo no debe mezclarse con ciclosporina (un inmunosupresor que toman muchos trasplantados), digoxina (empleado para tratar la insuficiencia cardiaca), inhibidores de la proteasa y de la transcriptasa inversa (parte de los cócteles antisida), irinotecan (un anticanceroso), warfarina (un anticoagulante), contraceptivos orales, así como con los antidepresivos de la familia de los inhibidores de la recaptación de la serotonina, algunos antihistamínicos y ciertos hipolipemiantes.

El problema es que el hipérico altera la llamada biodisponibilidad de estos medicamentos convencionales. Es decir, modifica la manera en la que el organismo los aprovecha, de forma que su efecto se transforma o, a veces, se anula.

Nuevos datos
Según se refleja en esta reciente investigación, la lista de productos incompatibles con H. perforatum podría extenderse aún más. Sus autores, pertenecientes a varios departamentos de la Universidad de Carolina del Sur (EEUU), partieron de la sospecha de que la Hierba de San Juan no se lleva bien con compuestos tan diversos porque este elemento vegetal altera la actividad del citocromo P450, un complejo sistema enzimático directamente relacionado con la metabolización de gran número de medicamentos.

Para comprobar su teoría, escogieron a 12 voluntarios sanos de entre 22 y 38 años que no estaban tomando ningún fármaco (herbal o sintético), ni suplementos nutricionales, ni vitaminas... De hecho, durante el seguimiento no ingirieron ni alcohol, ni cafeína, ni zumo de pomelo (todas ellas sustancias que inciden en la actividad del citocromo en cuestión).

Después de someterse a una exhaustiva analítica sanguínea, los participantes comenzaron a tomar alprazolam (un sedante contra el insomnio y la ansiedad) y dextrometorfano (un antitusivo). La elección de estos dos medicamentos se debió a que, por un lado, no acarrean efectos nocivos a las personas sanas y porque se sabe que se metabolizan a través de algunos sustratos del citocromo P450.

Los responsables del trabajo registraron los parámetros relativos al comportamiento de ambos compuestos en el organismo de los participantes. Al cabo de unos días, a este régimen se añadió una tableta de 300 miligramos de extracto de hipérico, tres veces al día durante dos semanas. También en este periodo, se sucedieron los análisis para seguir el rastro de los productos administrados.

Éstos revelaron que las concentraciones del tranquilizante comenzaban a bajar una vez que se introducía el corazoncillo. De hecho, a las 48 horas, ningún paciente tenía rastro alguno de alprazolam en sangre. Algo similar ocurrió con el producto contra la tos.

«Administrar hipérico durante más de 10 días merma la eficacia de un gran número de medicamentos y puede repercutir en la necesidad de dar dosis más elevadas de muchos de ellos, lo que incide en al menos la mitad de los fármacos del mercado», reza el trabajo. «Además, subrayan los problemas potenciales asociados al tan extendido uso de mezclar productos de herbolario con medicamentos convencionales», concluye.

 


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