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MUNDOSALUD - MICROBIOLOGIA
Sábado, 10 de Noviembre de 2001, número 454El sudor contiene un antibiótico natural
ANGELA BOTODe ahora en adelante no se podrá considerar el sudor como un incómodo acontecimiento fisiológico, sino más bien un modo de protección. Un grupo de investigación alemán ha encontrado un componente del sudor, hasta ahora desconocido, que ha demostrado tener propiedades antibióticas y antifúngicas.
Los autores del artículo publicado en 'Nature Immunology' afirman que este compuesto tiene un importante papel en el mantenimiento de la flora bacteriana que protege el organismo.
La primera barrera de la que dispone el cuerpo humano ante los ataques de los gérmenes es la piel. Una parte del armamento defensivo que el organismo despliega inmediatamente después de una herida o de otro daño en la dérmis está formada por péptidos antimicrobianos que impiden la proliferación de agentes infecciosos desde el instante mismo de la lesión.
También se han encontrado estos compuestos en lugares donde se ha producido una inflamación causada por patologías dermatológicas como la psoriasis o el lupus eritematoso.
Los investigadores alemanes describen en su trabajo el hallazgo fortuito de un gen no identificado hasta el momento que sólo se expresa en las células de la piel y más concretamente, en las glándulas sudoríparas. Este gen codifica un péptido antimicrobiano sin parecido alguno con los ya conocidos y que se excreta en el sudor. Lo bautizaron dermcidin.
En los experimentos realizados , el dermcidin demostró ser capaz de acabar en cuatro horas con el 100% de tres bacterias, 'Escherichia coli', 'Enterococcus faecalis' y 'Staphyloccocus aureus'. Del mismo modo, exterminó un hongo denominado 'Candida albicans'.
Aunque en determinadas circunstancias estos microorganismos pueden ocasionar infecciones, en condiciones normales forman parte del complejo ecosistema microbiano que permite al cuerpo humano mantener algunas de sus funciones y controlar el crecimiento de gérmenes nocivos.
El hallazgo de este estudio viene a reforzar aún más la idea de que el cuerpo tiene sus propios medios para el equilibrio de la flora y que, como advierten los expertos, el uso indiscriminado de fármacos antibióticos puede alterar seriamente la estabilidad y propiciar las resistencias farmacológicas.